La propuesta del ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, de
reducir el límite de velocidad para los autobuses matriculados antes de
2007, es decir, los 25.000 que no tienen la obligación de llevar
cinturones de seguridad, no ha obtenido un gran éxito ni entre los
empresarios del sector ni entre las asociaciones de víctimas de tráfico.
El Subdirector de Gestión de la Movilidad de la Dirección General de
Tráfico (DGT), Federico Fernández, confirmó ayer, sin embargo, que se
está estudiando la reducción de velocidad para estos vehículos en el
nuevo reglamento de Circulación. “Sería una norma coherente con el
esquema general de limitación de la velocidad que hay actualmente”,
declara, recordando que los autobuses que transportan pasajeros de pie,
ya tienen un límite inferior al de los demás autocares.
“Es una tontería”, zanjó por el contrario el presidente de la
asociación de constructores de autocares Ascabus, Emilio Ugarte. “Estos
vehículos deben tener cierta potencia y velocidad para poder adelantar”,
añade.
En la misma línea fue la reacción de José Luis Pertierra, director de
Fenebús, la asociación de empresarios del transporte en autocar, quien
sostiene que la medida propuesta por Interior “no es eficaz”. Cita un
estudio del Instituto Universitario de Investigación del Automóvil
(INSIA) del que se deduce que la velocidad no es un factor determinante
para establecer la siniestralidad de un autobús. “Por ello estamos
incluso pidiendo que la velocidad máxima de los autocares pueda
aumentarse de los 100 kilómetros por hora actuales a los 110”, declara. Y
recuerda que, según las primeras informaciones, no ha sido un exceso de
velocidad lo que hizo volcar el autocar accidentado el pasado lunes en
Ávila. “Podría haber sido un despiste o una somnolencia del conductor”,
añade.
Bajar el límite de velocidad “parece más un parche que una solución”,
dice el presidente de la Asociación Estatal de Víctimas de Tráfico
(DIA), Francisco Canes. “Los accidentes de autobús, a menudo, no tienen
nada que ver con la velocidad. Además, ¿cómo vamos a controlar que los
autocares que no llevan los cinturones cumplen con el límite?”. Según
Canes, debería obligarse a todos los autobuses que circulan, incluso los
que han sido matriculados antes del 2007, a llevar cinturones de
seguridad.
Canes culpa al anterior Gobierno de no haber impuesto esta obligación
a través de sanciones para las empresas que no hubieran adaptado sus
vehículos y que no creara líneas de crédito para ayudar a aquellas que
carecieran de recursos para hacerlo. “Es un problema realmente grave.
Con cinturones instalados en el autobús accidentado en Ávila, habría
habido menos víctimas”, afirma.
Montar los cinturones en vehículos antiguos en los que no estaban
previstos “es totalmente imposible”, según Ugarte, de Ascabus. “No
serían eficaces”, remacha Pertierra, de Fenebús, porque se tendrían que
anclar al suelo y no al chasis del vehículo, como pasa en los autocares
de nueva producción. Esto podría provocar incluso más víctimas y dejar a
los pasajeros atrapados en el vehículo destrozado tras el accidente.
“Es posible que sea así, habría que valorarlo”, concede Canes.
“Dificultades siempre va a haber, pero yo entiendo que es mejor llevar
el cinturón que no llevarlo”, admite. “Un pasajero con el cinturón de
seguridad puesto se habría anclado en su asiento y no habría salido
disparado”, señala la presidenta de Stop Accidentes, Ana Novella.
Según la DGT, los accidentes con víctimas en los que se han visto
implicados autobuses han disminuido, pasando de los 2.046 de 2008 a los
1.726 de 2012. Los datos que manejan los fabricantes como Ascabus, sin
embargo, afirman que en España circulan todavía 25.000 autobuses sin
cinturones, lo que representa el 40% del parque total. De ahí la
exigencia, expresada por Ugarte, de un nuevo plan de ayudas para la
renovación de autobuses, como ya se hizo en 2009-2010 con el plan
gubernamental VIVE, en el que se invirtieron 257 millones de euros.
Ugarte asegura que de esta manera se podría renovar completamente el
parque “en 10 años, prácticamente”.
“No basta con que los autobuses lleven los cinturones, sino que hay
que controlar que estos se utilicen”, subraya Fernández, de la DGT. Lo
que más cuenta en la seguridad, afirma, es la convicción y no la
sanción. Por ello, hace hincapié en la importancia de las campañas de la
DGT, como las que se realizaron sobre la seguridad en transporte
escolar.
“El autobús es un medio seguro en comparación con otros vehículos”,
destaca Fernández. Si los fallecidos a 30 días en accidentes de autobús
fueron 27 en 2008, en 2011 fueron 3, la misma cifra que se registró en
2012, según datos de la DGT.
Entre varias prescripciones técnicas para vehículos que transportan
pasajeros, el Reglamento 66 de la Comisión Económica de las Naciones
Unidas para Europa, que España incluyó en su legislación, establece, que
todos los autocares fabricados a partir de octubre de 2007 tienen que
llevar cinturones de seguridad.
¿Y tú que opinas?
FUENTE: elpais.com